Hacienda Santa
Rosa de Lima, Yucatan (Janeth Ramirez Salas)
La Hacienda Santa Rosa de Lima, vecina de las haciendas Granada, Kochol, Santo Domingo y
Chunchucmil, está ubicadada en el municipio de Maxcanú, situado en el
suroeste de la Península de Yucatán,México a unos 60 km de la ciudad de Mérida.
Las haciendas en Yucatán
fueron organizaciones agrarias que surgieron en el siglo XVIII a diferencia de lo que ocurrió en el
resto de México y en la América hispana, en que estas fincas se
establecieron casi inmediatamente después de la conquista y durante el siglo XVII.
En Yucatán, por razones geográficas, ecológicas y económicas, particularmente
la pésima calidad del suelo y la falta de agua para regar, tuvieron las
haciendas una aparición tardía.
Lo que ocurrió
generalmente es que las fincas que primero fueron exclusivamente ganaderas, con
una baja densidad de mano de obra, se convirtieron con el tiempo en haciendas
maiceras y finalmente en haciendas henequeneras con grandes requerimientos de
personal para el cultivo de la milpa, primero, y del agave, después. También se
necesitaron obreros relativamente calificados para las unidades que incluían
procesos industriales, como el de la desfibración de las pencas.
Una de las regiones de Yucatán en donde se establecieron primero
haciendas maiceras y después henequeneras, fue la colindante y cercana con Mérida . A lo
largo de los caminos principales como en el "camino real" entre Campeche y Mérida, también se ubicaron estas
unidades productivas. Fue el caso de los latifundios de Yaxcopoil, Xtepén, Uayalceh, Temozón, Itzincab y San Antonio Sodzil, entre otros.1
Ya en el siglo XIX,
durante y después de la llamada guerra de
Castas, se establecieron las haciendas henequeneras en una escala más amplia
en todo Yucatán,
particularmente en la región centro norte, cuyas tierras tienen la vocación
para el cultivo del henequén.
En el caso de Santa Rosa
de Lima, al igual que la mayoría de las otras haciendas, dejaron de serlo, con
peones para el cultivo de henequén,
para convertirse en ejidos, es decir, en
unidades colectivas autónomas, con derecho comunitario de propiedad de la
tierra, a partir del año 1937, después de los
decretos que establecieron la reforma agraria en Yucatán, promulgados por el
presidente Lázaro Cárdenas del Río.
Historia
En 1870, los hermanos José
Dolores y Encarnación Guzmán heredaron de su madre la hacienda Santa Rosa de
Lima. Hay registros de esa fecha de una casa de máquinas con caldera y motora
de vapor. Cinco años más tarde era una de las pocas haciendas en las que
perduraba el sistema de raspa "a fuerza de sangre".
Hay constancia documental también de que en 1889 la familia Urcelay vende la hacienda a
los hermanos García Fajardo, cuyas iniciales aparecen junto a la fecha 1901 en la chimenea de la nueva casa de
máquinas, evidencia de instrumentos de raspa más modernos.
Tras la reforma
agraria de 1937, que implicó la
expropiación de la tierra, primero, y de la maquinaria después, sobrevino el
descenso de la demanda de fibras naturales del mercado internacional, lo que
dio lugar a que las haciendas productoras dehenequén entraran en un precipitado declive; en
pocos años Santa Rosa de Lima vio menguar su terreno de 3 465 hectáreas a tan
solo 276.
Poco después de que la
hacienda Santa Rosa de Lima dejara de raspar henequén, cayó en el abandono que duró
unos treinta años. El ingeniero don Enrique Vales Monforte fue su propietario
hasta 1996, año en que la
propiedad pasó a manos de una empresa particular que la restauró y habilitó
para darle nueva vida como exclusivo hotel de lujo.
Pagaduría de la Hacienda Santa Rosa.
Arquitectura
A pesar de haber nacido
como hacienda ganadera, Santa Rosa de Lima no conservó ninguno de los rasgos de
aquella época. Al filo del cambio de siglo, entre 1899 y 1909, sus propietarios
erigieron la casa principal, la capilla, la casa de máquinas, las bodegas y la
pagaduría; la casa del capataz y el dispensario.
La hacienda se organiza, como la mayoría de las
haciendas de fines del siglo XIX y principios del XX, sobre un eje axial de
norte a sur, al que remata la casa principal. Ésta y la casa de máquinas forman
una escuadra que delimita la plaza principal. En uno de los costados de esta
plaza se encuentra el acceso para los trabajadores, y en el trayecto de este
acceso a sus viviendas, la que fuera la tienda de raya. La iglesia y la escuela
completan el conjunto.
La familia García
Fajardo solía pasar largas temporadas en la hacienda, por lo que ésta fue
dotada -a diferencia de otras haciendas de la época- de las instalaciones
respectivas. La noria y su andén de techo de palma (palapa), el tanque de agua
y sus vestidores a un lado, dan fe de ello.
Distingue los edificios
de esta hacienda el diálogo de elementos coloniales con modernas formas
geométricas en justo equilibrio entre la monumentalidad y la escala humana. Es
notable, asimismo, por sus ejes bien marcados y sus amplios espacios abiertos,
que organizan la estructura del pueblo en función de los procesos de la
explotación de la fibra.
La hacienda a
principios del siglo XXI
Restauración. Dadas las características arquitectónicas de los edificios y las áreas
exteriores de la hacienda, su restauración pudo conservar o reproducir sus
características originales. Lo que fuera despacho del hacendado y pagaduría
forma un bloque peculiar con la casa del capataz. El edificio tiene un espacio
cubierto con entresuelo de madera, que permite percibir el resto del interior
como si fuera de doble altura, rara característica en construcciones de su
época. La restauración de la chimenea implicó su limpieza detallada y el
reemplazo de las piezas dañadas empleando mezcla y colores iguales a los
originales.
Nueva vida. La hacienda Santa Rosa de Lima fue habilitada para cumplir funciones del
todo ajenas a su pasada existencia, pero conservando la espléndida atmósfera de
la época de auge del "oro verde", como se llamó a la fibra del henequén cuando ésta llevó a los hacendados a
la cumbre del éxito económico. La restauracion fue realizada en 1996 por el
Arquitecto Luis Bosoms