Haciendas        mexicanas: 
Alojarse        en monumentos históricos con todo el sabor del pasado 
Si        México es un país que destaca por la increíble mezcolanza de razas,        culturas e influencias que a lo largo de los siglos han habitado y        visitado su territorio. Si la hospitalidad es una de las cualidades más        llamativas y apreciadas de sus habitantes. Si su riqueza arquitectónica        es insuperable... nada mejor que disfrutar de la fusión de todas estas          características alojándose, comiendo o simplemente visitando        sus famosas haciendas.                   
Aunque        Jalisco, Yucatán, Hidalgo y Campeche son los estados con mayor número        de haciendas, por todo el país pueden encontrarse estos rehabilitados        edificios históricos, fundamentalmente casas palaciegas y antiguos        monasterios, construidos entre los siglos XVI y XIX.  
Las        haciendas mexicanas, formaban parte de un sistema económico iniciado        por los españoles en el siglo XVI Se trataba de eficientes granjas y        centros manufactureros en los que se producía carne y otros productos        para la exportación: azúcar, alcohol, vino, trigo, pulque... En        ocasiones eran también, como en el caso de las de Guanajuato, sede de        las empresas dedicadas a la explotación de oro y plata.                    
Como        en las plantaciones sureñas de Estados Unidos, en las haciendas se ponía        de manifiesto el sistema de castas, con los hacendados y los indígenas,        que habitaban edificios bien diferenciados: la lujosa casona principal y        las pobres viviendas. Unos inmuebles que compartían espacio con las        edificaciones que servían de cuarto de máquinas, de almacén... y que        en muchos casos todavía hoy se conservan.                    
En        el siglo XIX, la mayor parte de las haciendas, sobre todo las de Yucatán,        producían soga de henequén, una fibra natural variedad del cactus de        agave para producir cordeles que adquirió gran demanda en el siglo XX,        en el período de entreguerras, y que enriqueció a los propietarios de        estas fincas.                   
Así,        con el paso del tiempo, las haciendas fueron reflejando el nivel económico        alcanzado por sus propietarios y se convirtieron también en fincas de        recreo, símbolos de salud y cultura: Un apogeo que derivó en un        desarrollo arquitectónico espectacular, acompañado en el interior de        muebles, antigüedades y obras de arte procedentes de todo el mundo, y        en el exterior de la plantación de bellos jardines con fuentes,        capillas, claustros y todo tipo de sofisticados detalles, incluso en        ocasiones pequeños acueductos.                   
Muchas        de estas haciendas han sido restauradas y reconvertidas en hermosos         hoteles, con elegantes cuartos, suntuosos restaurantes y una oferta        gastronómica espectacular. Todo rodeado de magníficos entornos, ya        sean en el centro de las más bellas localidades mexicanas o en el        campo. 
Hoy,        el visitante puede dormir en antiguos conventos y monasterios, en        edificios históricos construidos por Hernán Cortés y su familia, en        haciendas levantadas sobre ruinas mayas... inmuebles que atestiguan el        esplendor de la arquitectura colonial y el misterio de civilizaciones        precolombinas. Edificios cuyos muros han sido testigo de cinco siglos de        intensa historia, desde la presencia de los conquistadores españoles, a        las reuniones de la revolución. Por muchos de ellos pasaron Hernán        Cortés, el emperador Maximiliano, el General Santa Anna, Pancho Villa y        Emiliano Zapata. 
Son        hoteles, restaurantes y museos que brindan el sabor y la nostalgia del México        de antaño, con las comodidades y actividades del mundo de hoy.        Conservan sus más sofisticados detalles, antigüedades y colecciones de        arte. Están rodeadas de bellos jardines, piscinas, fuentes de cantera,        capillas, exóticas aves. Y ofrecen una atractiva gama de posibilidades:        visitas a los alrededores, paseos en antiguos medios de transportes... y        en algunas incluso la posibilidad de disfrutar de pequeñas plazas de        toros.                  
El        esfuerzo emprendedor de los propietarios de estos inmuebles históricos,        que los ha convertido en pioneros en un nuevo tipo de oferta turística,        se ha unido al trabajo de las autoridades del país. A través de un        intenso programa de trabajo, se han ido catalogando los inmuebles y se        ha cuidado su rehabilitación hasta el último detalle. Las visitas a su        entorno, ya sean ciudades coloniales, sitios de interés arqueológico o        paraísos naturales, completan una iniciativa que permite a los turistas        entrar y disfrutar de construcciones con todo el sabor de la historia        mexicana.                   
Las        Haciendas son, en definitiva, bellos trozos        de la historia mexicana, preparados para acoger, mimar y recrear al        visitante.                   
Acerca        de México                  
México        cuenta con una riqueza cultural, histórica y turística que no es        superada por ningún otro país del mundo. Tiene una posición geográfica        privilegiada y dispone de una excelente infraestructura hotelera y de        servicios. La variedad y calidad de los servicios con que cuentan muchos        de los hoteles, hacen del país uno de los mejores destinos turísticos        del mundo.          
Del        Pacífico al Caribe, del desierto a la selva tropical, del altiplano a        los volcanes nevados, México ofrece en su increíble variedad de luz,        de color y de paisajes, una profunda unidad como nación que se adapta        al progreso conservando con orgullosa dignidad, las raíces de sus        ancestrales culturas. Ningún otro país del "Nuevo Mundo"        ofrece al turismo riquezas similares: Gastronomía, playa, sitios        arqueológicos grandiosos, historia, folklore y arte colonial.